Qué tiempos serán los que vivimos, que hay que defender lo obvio.- Bertolt Brecht
Recuerdo lo que sentí cuando leí la Tabla Rasa de Steven Pinker hace unos años, no sé exactamente cuántos: “esto es lo que yo pienso, así es como veo el mundo…esto es lo que veo en mí mismo, en mis pacientes y en la gente en general”. Ahora lo acabo de leer de nuevo y la sensación que me queda es agridulce. Por un lado, es una gozada la compañía de una mente tan afilada como la de Pinker y seguir sus argumentos y su forma de expresarse, hay párrafos gloriosos. Es también sorprendente la de cosas que me he encontrado que no vi la primera vez y que es evidente que estaban ahí pero probablemente no estaba preparado para verlas y me pasaron desapercibidas. Así que la relectura ha merecido la pena y he aprendido nuevas cosas. Tendré que volver a leerlo dentro de unos años.
Pero me queda una sensación también de desilusión porque ideologías que están ya refutadas magistralmente en ese libro siguen no sólo vivitas y coleando sino en la cresta de la ola. El libro es de 2002 así que han pasado, redondeando, 15 años y posturas como considerar que aceptar el papel de los genes en la conducta conduce a un determinismo genético siguen siendo prevalentes. También el viejo debate sobre si el hombre es violento o no por naturaleza. Todavía el mito del Buen Salvaje sigue siendo defendido por muchos cuando Pinker hace una explicación del papel que juega la agresividad y la violencia en el ser humano (y en otros animales ) impecable y clarificadora.
Pero donde más desmoralizador es el asunto es en el tema del feminismo de género. Pinker trataba ya allí temas que siguen siendo noticia continua en nuestros días y, a mi modo de ver, los deja más que claros. Temas que él ya critica como la queja de que las mujeres cobran menos por el mismo trabajo, que vivimos en una cultura de la violación donde a los hombres se les enseña a glorificar la violación, la defensa de que hay que instaurar cuotas 50/50 por sexos en diferentes esferas de la vida pública y privada. Todos esos planteamientos están brillantemente refutados en el capítulo 18 del libro. Sin embargo, feministas y sociólogos de género siguen repitiendo estos mantras 15 años después y gente con esas ideas se encuentra en puestos de influencia política y en la Universidad. Los académicos de género tienen el monopolio en todo los asuntos que incumben a las mujeres: institutos de investigación, escuelas de leyes, departamentos de estudios sobre las mujeres, libros de texto, grupos de presión políticos…Criticar a estos sociólogos te puede costar la carrera, y los académicos se callan y evitan el tema tabú de las diferencias sexuales.
No hay que perder la esperanza. Hace unas décadas hablar de que la inteligencia era parcialmente heredable generó un tremendo debate y era también anatema. Afortunadamente, hoy es algo mayoritariamente admitido y no ha pasado absolutamente nada. Así que puede que se produzca tal vez lo mismo algún día y lleguemos a admitir que hombres y mujeres no son intercambiables y que hay diferencias físicas y psicológicas entre ambos y que una parte de ellas son de origen biológico. Cuando esto se admita no va a pasar absolutamente nada, no se va a caer el mundo pero, desde luego, no es algo que vaya a ocurrir en breve.
Puede que yo tenga una visión sesgada y sea víctima de la falacia del consenso, de creer que lo que se ve por Twitter, o en ciertos medios es algo general en toda la cultura. Desde luego, cuando hablo con amigos y amigas no encuentro hombres ni mujeres que mantengan las posturas extremas de los académicos de las ciencias sociales; muchos de ellos se extrañan de que alguien pueda mantener esas posturas tan irracionales. Me refiero a las posturas del constructivismo social y cosas por el estilo, donde se llega a decir que no existen genes para el sexo y que toda la sexualidad es aprendida. No hay más que mirar la cuenta de Twitter New Real Peer Review para ver más ejemplos de barbaridades por el estilo.
La sociología de género está fuera de la realidad pero nadie se atreve a decir que el emperador está desnudo porque enseguida te adjudican la etiqueta de machista y cosas peores. Niegan la evolución, la biología y la genética pero nadie puede ni siquiera debatirlo. Peter Singer pedía en 1999 una izquierda darwinista que no negara la evolución y que reconociera la naturaleza humana, pero parece que nadie le ha escuchado y para mucha gente de izquierdas la evolución sólo llega hasta el cuello. La Santísima Trinidad de la que habla Pinker (la Tabla Rasa, El Buen Salvaje y el Fantasma en la Máquina), siguen escondidos detrás de todas estas ideologías. No parece que vayan a desaparecer en breve. Así que a los de la mayoría silenciosa que no comulgamos con ese catecismo no nos queda otra que seguir insistiendo: el emperador de la ideología de género está desnudo de ciencia y de datos. Es la postura oficial pero tiene los pies de barro.
@pitiklinov
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