
A la hora de mantener relaciones sexuales, uno de los aspectos más importantes, junto al de no contraer ninguna enfermedad de transmisión sexual, es la de no tener un embarazo deseado. Desde luego, en el momento en el que una mujer empieza a mantener relaciones sexuales, su ginecólogo deberá aconsejarla acerca de qué métodos son más adecuados para ella, porque incluso influye la personalidad y la forma de ser: si somos despistadas, si tenemos un ritmo de vida muy intenso e impredecible o si, por supuesto, tenemos relaciones sexuales esporádicas o si ya tenemos hijos.
Para tener claro los métodos anticonceptivos que se pueden utilizar, repasa algunos de los más habituales:
METODOS ANTICNCEPTIVOS MÁS HABITUALES
- DIU: tienen una conocida forma de T y deben ser colocados por el ginecólogo. Duran cinco años, y es recomendable en mujeres que ya han tenido hijos.
- Parches: liberan hormonas en el torrente sanguíneo, se colocan de sea en semana hasta tres, para dejar la semana de la regla de descanso.
- Inyecciones: contienen hormonas para evitar la ovulación, aunque tienen la desventaja que el ciclo menstrual puede volverse irregular.
- Implantes hormonales: se colocan bajo la piel, para que poco a poco se vaya liberando progestágeno. También tienen contraindicaciones que deben valorarse antes de elegirlo como método anticonceptivo.
- Anillo vaginal: se coloca mensualmente y libera pequeñas dosis de hormonas durante tres semanas. La ventaja, si lo comparamos con la pastilla anticonceptiva, es que resulta muy fácil de utilizar y no pierde eficacia si tenemos que tomar antibióticos o sufrimos una gastroenteritis con diarreas.
Por último, es importante señalar que la píldora del día después, o píldora poscoital, no es un método anticonceptivo de uso habitual, sino un método anticonceptivo de emergencia al que debemos recurrir siempre y cuando haya fallado o no se haya usado un método anticonceptivo durante la relación coital.
¿ PUEDO QUEDARME EMBARAZADO PRACTICANDO SEXO ANAL?
Principalmente no, ya que el conducto anal no está conectado con la vagina, pero sí puede ocurrir que parte del semen entre, al salir el pene del ano, dentro de la vagina permitiendo así que algunos espermatozoides puedan llegar a fecundar un ovario. El sexo anal es una práctica de mayor riesgo para contraer enfermedades de transmisión sexual, debido a la fragilidad de la mucosa rectar, por lo que en la penetración pueden causarse pequeñas heridas o hemorragias que posibilitan que el semen infectado y entre en contacto con la sangre. En este caso, siempre será una buena opción utilizar como método anticonceptivo y de protección el preservativo masculino.
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